Os dejo un pequeño resumen e imágenes de la excursión de este sábado pasado. Yo no acudí, así que Dani se ha prestado gustoso a improvisar una redacción y se ha encargado de las fotografías. Podemos darle un margen de confianza. Mañana os comentaré mi marcha del domingo.
Habíamos quedado en el noble pueblo de El Espinar (Segovia), muy apetecible para las cigüeñas en estas fechas, a una hora para "dormilones" (10:30), en una Plaza Mayor inexistente, con alguna incorporación inesperada del último momento, y el retraso habitual de desayunos y pertrecharse, empezando a caminar a eso de las 10:50, los 9 integrantes del grupo, por sendero cómodo entre el campo florido y hermoso
No nos cruzamos con ningún otro senderista, pero con bichos de dos cuernos, alguno con otras dos cosas bien puestas, sí, en varias ocasiones
Por hacer caso al GPS, que marcaba una ahorradora "Vereda del Guijo", saltamos la primera valla para tomarla y, después de seguirla durante muchísimos metros entre retamas, zarzales y demás hierbas, tan altas como nosotros, que había que apartar con manos y bastones, llegamos a la conclusión de que no se usaba desde el siglo antepasado. Si hubiera buscado antes el significado de "guijo" en el diccionario (conjunto de guijas -piedras lisas y pequeñas que se encuentran en las orillas y cauces de los ríos y arroyos- que se emplea para consolidar y rellenar los caminos), quizás habríamos continuado por el sendero, pese al rodeo de más que daba
Con arañazos por todas las extremidades, bastante campo a través, y división del grupo en dos cotas de altura, llegamos al Camino de Peguerinos, desde el que se veía el parque eólico de Ojos Albos, cerca de la ciudad de Ávila.
La subida al mal llamado, por los espinariegos (ahumaos o bolluyos), monte del Boquerón, tampoco tenía senda. De hecho, tuvimos que saltar otros tres o cuatro muros de piedra. El tal Boquerón es un arroyo que baja al pueblo desde La Cepeda, curiosidad geográfica de casi 10 Km2, pedazo de la provincia de Madrid abducido entre las de Ávila por el sur y Segovia por el norte. Llegando a la cima parecía que estábamos en La Pedriza, pero el vértice y el GPS nos confirmaron que habíamos llegado a Cabeza Renales (1.757 m.).
La bajada, viendo Cueva Valiente y Cabeza Lijar a nuestra derecha, y la Mujer Muerta y El Espinar a la izquierda, tampoco fue por sendero, hasta que, casi abajo, pudimos seguir la pista que daba al pueblo, no sin antes saltar un portón que prohibía el paso. Además de los bichos de dos cuernos citados, pudimos ver y disfrutar de sus efluvios, tanto
ganado equino como bovinoPor fin, después de algo más de 16 Km., unos 600 M. de desnivel y algo más de 6 horas y media, repusimos las debidas fuerzas en la Plaza de la Corredera donde comenzamos por la mañana
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