Tal vez nuestra Sierra de Guadarrama sea montaña antigua, de no grandes alturas y contornos moderados. Sin embargo guarda escenarios donde el senderista puede experimentar grandes sensaciones. Paisajes espectaculares, variada geografía, arquitecturas caprichosas del granito, gargantas, agujas, despeñaderos... un paisaje, en suma, que en nada tiene que envidiar a otros tal vez con más renombre.
Todo ello viene a colación de nuestra última marcha, realizada el pasado sábado 6, que nos permitió disfrutar por unas horas adentrándonos en el laberíntico reino de piedra que se llama La Pedriza. Salimos de la Morcuera para sin más dilación enfrentarnos a la primera cuesta que sube a la Najarra (rincón de piedras, reza su toponimia), presagio de lo que sería nuestro dia. Recorrimos la pequeña meseta superior que forma este monte, para inicar la bajada a un collado y la más sencilla subida al Bailanderos. Macizo baluarte que parece casi inaccesible desde la distancia. Las vistas hacía rato que eran espectaculares. A nuestra derecha se ahondan los profundos valles de la Pedriza aún muy abajo.
Una entretenida bajada nos situa en el collado de evocador nombre (San Pedro de los Lobos), para afrontar nuestra última subida por un laderón hasta el techo de esta marcha: Asómate de Hoyos (2239 metros), tal vez la cumbre menos alpina de las que conforman la Cuerda Larga.
Viene entonces un trabajado descenso donde deberemos perder más de 1.000 metros mientras vamos entrando y atravesando el corazón de la Pedriza, admirando esos paisajes inverosímiles que se levantan a nuestro lado. Se desciende sucesivamente como recorriendo varios pisos. Todo el camino está marcado con hitos que conviene no perder. Y aunque la bajada no sea demasiado complicada si que hay que poner atención en varios puntos. Incluído un pequeño destrepe.
Alto de Matasanos |
Así que iniciamos nuestro descenso: Peñas Linderas, Alto de Matasanos, Collado de Matasanos, increible lugar bien guardado por las Torres de la Pedriza, aquí giramos a la derecha para alcanzar el Collado del Miradero (1985 metros). Un pequeño balcón donde gozar por un rato de la vista desde allí ofrecida. Desde el collado el sendero entra en una zona arbolada, seguimos descendiendo poniendo atención al camino, este tramo se hace un poco largo hasta llegar a una zona bastante ancha de lanchares de granito donde dimos cuenta del bocadillo.
Las Torres desde el Collado de Matasanos |
Ya no quedaba mucha historia: los llanillos, el llano de la Peluca, la autopista hasta alcanzar un atestado Cantocochino donde calmamos la sed con unas merecidas cervezas (excepto la pobre Dori que no puede beber ese regalo rubio de los dioses y que en esta ocasión fue la única representante femenina en nuestra cordada). Seguimos bajando junto a la vera de un "playero" Manzanares hasta el Tranco donde subimos al coche para regresar a la Morcuera. Fueron unas 8 horas de tranquila marcha hasta Cantocochino pero sin duda el paisaje merecía tal dilación en el tiempo. En definitiva una gozada de jornada montañera.
Collado del Miradero |
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